Jesucristo es Dios el Hijo, coexistente y coigual con Dios el Padre y Dios el Espíritu Santo (Juan 1:1-2, Juan 5:23, Juan 8:58, 1 Timoteo 3:16, Hebreos 1:8, 1 Juan 5:7). Jesucristo es la imagen de Dios, la imagen expresa de su persona (Colosenses 1:15, Hebreos 1:3). Jesucristo es el Creador y Sustentador de todas las cosas, así como el Dador de la vida (Juan 1:1-3, Juan 5:26, Colosenses 1:16-17, Hebreos 1:3). Jesucristo tiene el poder de juzgar a los hombres y perdonar pecados (Marcos 2:5-10, Juan 5:22, 2 Timoteo 4:1).
A Jesús se le atribuyen títulos divinos y adoración divina: "el Cristo, Hijo de Dios, Dios, Señor, Alfa y Omega, Yo Soy, Príncipe de la Vida, Príncipe de Paz, entre otros títulos (Juan 1:1, Juan 8:58, Hebreos 1:8, Isaías 9:6, Hechos 4:33, Lucas 2:11, Apocalipsis 22:13-16). Jesucristo posee atributos divinos como omnipotencia, omnisciencia, omnipresencia, entre otros (Mateo 28:18, Apocalipsis 1:8, Juan 17:2, Colosenses 2:3, Mateo 28:20, Hebreos 4:13).
Jesús realizó innumerables milagros tanto públicos como privados durante su tiempo en la tierra (Marcos 6:55-56, Juan 21:25).
Jesucristo vino a la tierra y nació de una mujer virgen (Isaías 7:14, Isaías 9:6, Mateo 1:18-23). Jesucristo es "El Hijo del Hombre" (Salmo 8:4, Salmo 80:17, Salmo 144:3, Mateo 8:20, Mateo 16:27, Mateo 17:19).
Jesucristo en el tiempo de su encarnación fue completa y verdaderamente Dios y hombre (Isaías 9:6; Lucas 2:40, Lucas 2:52, Juan 1:14, Filipenses 2:5-11, 1 Timoteo 3:16). Jesús también estuvo sujeto a las leyes ordinarias del desarrollo humano y tenía la apariencia de un hombre (Lucas 2:40-52, Juan 4:9, Hebreos 2:17).
En el tiempo que estuvo en la tierra, Jesucristo tuvo una naturaleza física humana y se expuso a las debilidades de existir como un ser humano, pero sin pecado. Jesús tuvo hambre, sed, se cansó fisicamente, durmió, etc. Nuestro Salvador fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero nunca pecó (2 Corintios 5:21, Hebreos 4:14-15).
Las Escrituras nos enseñan de forma inequívoca que Jesucristo por voluntad propia entregó su vida y aceptó sin protesta una muerte de cruz como sacrificio eficaz por todos los pecados de la humanidad, por favor lea y medite en: Isaías 53:6, Juan 10:17-18, Romanos 4:25, Romanos 5:8, Hebreos 9:28, 1 Pedro 3:18, 1 Juan 1:7, 1 Juan 2:2.
Jesucristo pagó la deuda del pecado de toda la humanidad, o sea, las Escrituras divinas enseñan que cuando Jesús derramó su sangre y murió físicamente en la cruz, pagó el precio por los pecados pasados, presentes y futuros de cada individuo (Juan 1:29, Romanos 5:8-9, Efesios 5:21-27, 1 Timoteo 2:6, Hebreos 9:12, Hebreos 10:10-14, 1 Juan 2:2).
Jesucristo, después de su muerte física en la cruz fue sepultado y luego, por el poder de Dios, resucitado corporalmente de entre los muertos al tercer día de su sepultura, por favor lea: Mateo 28:6, Lucas 24:39, Juan 20:27, 1 Corintios 15:3-4.
Jesucristo, después de su resurrección corporal, desempeñó el oficio de Sumo Sacerdote en el Cielo (Hebreos 9:23-28). También, después de su resurrección y trabajo sacerdotal, fue visto entre los hombres y sus discípulos (1 Corintios 15:5-6).
Jesucristo ascendió al cielo y actualmente está sentado a la diestra del Padre, donde vive e intercede por nosotros, los que hemos creído en Él, esperando desde entonces hasta que sus enemigos sean humillados y puestos debajo de sus pies (“puestos por estrado de sus pies”), por favor lea: Marcos 16:19, Hechos 1:9-11, Romanos 4:25, Hebreos 7:25, Hebreos 8:1, Hebreos 10:12-13.